Empecinamiento
Tras unas
merecidas vacaciones, estoy de vuelta al blog. Y para empezar el año nuevo con
el pie derecho en materia de lengua, nada como una interesante expedición por
el ámbito de la semántica en busca del origen de una curiosa palabra:
empecinamiento.
Al escarbar por
la red y por los libros en busca de pistas, me encontré con sustancias
pegajosas, con un personaje histórico y con un pueblo.
Vayamos por
partes…
Antes de todo, vamos a
ver lo de las sustancias pegajosas
En un primer
momento, empecinamiento deriva de las palabras «pez» y «pecina», la primera no con
el sentido de animal vertebrado acuático de respiración branquial, sino con el
sentido que figura en la segunda acepción del diccionario de la RAE:
Pez rubia o amarilla y pez negra |
pez2
1. f. Sustancia resinosa, lustrosa, quebradiza y de color pardo amarillento que se obtiene de la trementina que, mezclada con estopa y otros materiales, sirve para calafetar embarcaciones de madera.
2. f. Excrementos de los niños recién nacidos.
Al igual que “pez”
la palabra “pecina” también designa una sustancia pegajosa:
Pecina |
pecina2
De pez2 e -ina, y
este f. de -ino.
1. f. Cieno negruzco que se forma en los charcos o cauces donde hay materias orgánicas en decomposición.
1. f. Cieno negruzco que se forma en los charcos o cauces donde hay materias orgánicas en decomposición.
Así que ambas
palabras se refieren a una sustancia que, una vez que se pega, requiere
esfuerzo y empeño para librarse de ella.
Ahora vamos al personaje histórico…
Juan Martín el Empecinado |
Pues resulta que
a principios del siglo XIX, destacó en España un guerrillero que luchó contra la
invasión napoleónica en 1808, llamado Juan Martín Díez, conocido como «el
Empecinado». Dicho sobrenombre era un modo despectivo de designar a los naturales de Castrillo
de Duero, localidad de Valladolid donde la pecina, un lodo negruzco se arrastra
por donde pasa el río Botijas.
Hasta aquí bien,
pero ¿qué tendrían que ver las sustancias pegajosas, el personaje histórico y el
apodo local con la acepción actual de la palabra empecinado, «obstinado»?
La manera en que se establece tal relación es un punto de discordancia. Mientras Cuervo atribuye
tal relación al modelo de patriota incansable y obstinado, a Corominas esta
explicación no lo convence, puesto que el hecho de que el epíteto se impusiera primero
en América y no en España le parece poco probable históricamente, y
semánticamente innecesario, y defiende que empecinarse sería derivado directo
de pecina, ya que en en alemán auf etwas erpichen (derivado
de pech, pez) significa “encapricharse, obstinarse”.
Rosenblat, en
Buenas y malas palabras, insiste en la tesis de Cuervo, agregando documentación
americana desde 1815 y rechazando la explicación de Corominas porque no se sabe
que pecina se emplee en ninguna parte de América y porque la Academia la adoptó
en 1925 como americanismo.
Castrillo de Duero, en Valladolid |
De hecho la teoría de Cuervo parece sostenerse bien cuando uno examina los primeros testimonios escritos de «empecinado» en América, todos en contextos de ardor patriótico y resistencia contra un adversario político (y son todos posteriores al guerrillero Juan Martín). Polémicas a parte, actualmente la RAE afianza la hipótesis de Cuervo, ya que recoge el verbo «empecinarse» con una referencia directa al héroe patriótico:
empecinarse
De [el]
Empecinado, sobrenombre de Juan Martín Díaz, 1775-1825, guerrillero
español.
1. prnl. Obstinarse, aferrarse, encapricharse.
Ahora que ya
hemos visto el controvertido origen de la palabra, vamos a algunos ejemplos
prácticos de uso:
El
hombre sabio no es aquel que se empecina en
conseguir algo por sí mismo, sino que el que reconoce sus limitaciones y sabe recibir
ayuda. (texto adaptado de la red)
Falto
de reflejos, lento en sus desplazamientos y sin ambición, Borg unió a todas sus
carencias un empecinamiento ilógico
en conservar su vieja raqueta de madera de 420 gramos de peso. (extraído de El País, versión en línea)
Sergi Bellver: «Bethoveen llegó a ser un genio
porque se empecinó en ser libre». (negratinta.com)
Sinónimos: cerrazón, cerrilismo, obstinación, terquedad, (inf.) cabezonería, emperramiento, etc.
Traducción al portugués: obstinação, teimosia, capricho, birra, tenacidade, persistência, afinco, etc.
Fuentes:
dle.rae.es
www.definiciones-de.com
Diccionario de
sinónimos y antónimos de María Moliner
Diccionario
crítico y etimológico castellano e hispánico de Joan Corominas
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