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Tras un período
de mucho trabajo, por fin tengo un tiempo disponible para escribir en el blog.
En esta ocasión, pretendo hablar sobre el reto de traducir lenguaje figurado. Básicamente
el lenguaje humano es una herramienta que permite la comunicación a través de
palabras. Las palabras cuentan con dos «caras»: la parte material o la forma
(significante) y la imagen mental que este signo nos sugiere (significado). Y
aun debemos añadir un tercer elemento que es el referente, es decir, el
elemento al que se refieren el significante y el significado. No es lo mismo la
palabra que designa un referente que el referente en sí.
Así en la palabra
bicicleta, por ejemplo, el significante
son las letras y fonemas que componen la palabra «bicicleta» y el significado es la imagen mental «Vehículo
de dos ruedas de igual tamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda
trasera por medio de dos piñones y una cadena», y el referente es la bicicleta «en persona».
Un aspecto muy
interesante del lenguaje son las relaciones entre forma y significado. Las
palabras muchas veces sobrepasan el significado objetivo y expresan un
significado subjetivo. El lenguaje figurado es aquel por
el cual una palabra expresa una idea en términos de otra, apelando a una
semejanza que puede ser real o imaginaria. Así se amplía el sentido de la
palabra, creándose una asociación simbólica, figurada; mediante la comparación,
la metáfora.
En todos los
idiomas hay usos figurados que están íntimamente vinculados a la cultura y a las
costumbres locales. Cuando llueve mucho, en español se dice que llueve «a
cántaros» aludiendo a la imagen de un jarro que vierte agua; en portugués se
dice que llueve «canivetes» (navajas);
y en inglés, se dice «t´s raining cats
and dogs», aludiendo a la imagen de los perros y gatos que bajan de los tejados y terrazas para refugiarse de la lluvia. Otro ejemplo interesante, es la expresión «hablar como una cotorra o como un loro», que en alemán se convierte en: «wie ein Wasserfall reden» (literalmente, hablar como una catarata). O, aun, la expresión «Antes se coje a un mentiroso que a un cojo» que en alemán, italiano y portugués, se convierten en mentira y piernas cortas, respectivamente: «Lügen haben kurze Beine» (literalmente, mentiras tienen piernas cortas); en italiano «Le bugie hanno le gambe corte»; y en portugués, «mentira tem perna curta». Para el traductor, el lenguaje figurado es una fuente
de problemas, ya que no se puede traducir literalmente.
La primera dificultad
consiste en identificar la palabra o expresión figurada, darse cuenta de que el
sentido no es el literal, lo que no siempre es tan obvio como puede parecer. Luego
hay que conocer la cultura local para interpretar su significado. Y una vez que
entendemos su significado, debemos buscar un correspondiente en la lengua meta.
Una expresión
figurada no siempre tiene sentido fuera de su contexto de origen. Aún sobre el
tema del clima, en inglés australiano, por ejemplo, hay una expresión muy
pintoresca que dice «hotter than a
shearer's armpit» («más calor que en la axila de un esquilador», lo que contradice
fuertemente la famosa frase de Oscar Wilde «Las conversaciones sobre el tiempo son el último refugio de
la falta de imaginación»).
Sería muy difícil interpretar el significado de una expresión como esta en un lugar
en que no existan ovejas ni esquiladores. La expresión «haber moros en la costa» que sirve para recomendar precaución, tiene sentido en España debido a la
dominación musulmana que se extendió por ocho siglos, sin embargo, no tiene
ningún sentido en Brasil. Aquí, tal vez podría funcionar algo como «tem boi na linha» (hay buey en el ferrocarril) para indicar que hay
un intruso, alguien que no debería estar ahí.
Otra expresión
con la palabra «moro» en España «A moro viejo, no aprendas algarabía» es una expresión
antigua en desuso, en que «aprender» equivale a enseñar y «algarabía» designa la
lengua árabe que se hablaba en los territorios cristianos y que por extensión
también significa gritería confusa de personas que hablan a la vez.
Dicho de otra forma, significa que «no debemos pretender enseñar algo a quien es
maestro en la materia». En portugués se dice «não ensine o padre a rezar missa» (no enseñes al cura a rezar la misa) o en una forma más arcaica «não ensines o padre-nosso ao vigário» (no enseñes el padre nuestro al vicario).
Otro ejemplo, ahora
de metáfora: para los españoles, una pareja que se pasa todo el día pegada o las personas excesivamente inoportunas o
insistentes son unas «lapas»; mientras que para los brasileños, son unos «carrapatos» (garrapatos). Cuando los
españoles oyen algo y no entienden nada, dicen que «suena a chino»; a su vez,
los alemanes dicen que «suena a español». En español, cuando uno acierta en lo que dice o hace, se dice «dar en el clavo»; en portugués, «acertar na mosca». Mientras en portugués se dice «a preço de banana» para indicar algo que cuesta muy barato; en español, se dice «a precio de ganga». En español, cuando una persona es capaz de corromper a los que están a su alrededor se dice que es una «manzana podrida»; en portugués, es una «laranja podre» , y así por adelante. Es decir, en cada contexto se utilizan
asociaciones distintas para expresar las mismas ideas, entonces la clave sería
concentrar nuestros esfuerzos en la idea que se desea expresar, ¿no?
A menudo me
encuentro con expresiones o palabras de uso figurado que a la hora de traducir
no tienen sentido si se traducen literalmente y muchas veces es difícil encontrar
un correspondiente en la lengua meta, o simplemente no existe. En esos casos, debemos apelar a nuestra creatividad para encontrar soluciones que logren producir
en el público objetivo el efecto más próximo posible al generado en el original.
¿Pan comido?