Nunca está de más recordar que este espacio fue ideado para los traductores
de español, más bien para los brasileños traductores de español. Sin embargo, el
mundo de las palabras es tan fecundo e impetuoso que no admite límites ni
barreras, así que el blog está dirigido a todos los amantes de la palabra,
del texto, de los idiomas, de la cultura y de la comunicación de modo en
general.
Consideré necesaria esta introducción porque a veces puedo decir cosas que
resulten obvias a los hispanohablantes, les pido que me perdonen, pero también
son ciertos los clichés “lo que es obvio para ti puede no serlo para el
otro” y “las cosas más simples también pueden ser las más
extraordinarias”. Pero bueno dejemos de “blablablá” como dicen los españoles o,
dejemos de “lenga-lenga” como dicen los brasileños.
Vamos directo al punto, o mejor, al “quid de la cuestión”.
Vamos a analizar esta expresión: “el quid de la cuestión”. La palabra
“quid” viene del latín y significa “qué cosa” y, según el diccionario de la
RAE, quiere decir: “Esencia, punto más importante o porqué de una
cosa”. En portugués se dice “xis da questão”, xis es el nombre, en portugués, de
la letra equis y, en matemática, es el signo de la incógnita, en otras
palabras: el secreto.
¿Y a qué viene todo esto?
Esta mañana recibí un artículo acerca de la
diferencia entre “ver” y “mirar” en que el autor decía: "Mirar es algo que hacemos con
nuestro cuerpo y ver es algo que pasa en nuestra mente". Me pareció genial
la explicación: clara y funcional. Luego, leí parte de un
artículo académico acerca de la diferencia entre “decir” y “hablar” que decía: "Hablar
es actuar, un acto intransitivo; decir es hacer, que supone
transitividad".
¿Se nota la diferencia? El segundo mensaje se dirige al público académico,
es fruto de investigación, el primero se dirige al público en general, es fruto
de observación. Casi se materializa la diferencia entre teoría y práctica.Pero dejemos lo de teoría y práctica de lado y vayamos al quid: si eres un
profesional del área de la comunicación, debes saber que lo esencial no es el
mensaje en sí, sino la forma como se dice el mensaje. Ese es el quid, el punto,
la clave, el secreto, la esencia, el porqué, “o xis da questão”.
Al redactar un texto tienes que tener en mente el público que deseas
alcanzar y adecuar tu mensaje a ese público. Cuando digo adecuar me refiero a
elegir el vocabulario; el tipo de registro: si será formal o informal; el tono
del texto: si será académico, reflexivo, irónico o soez; la modalidad del texto:
si será una narración, una descripción, una argumentación, un diálogo. Además,
tienes que saber cuál es tu intención: ¿qué pretendes al publicar ese texto? ¿pretendes emocionar, informar, convencer, exponer, provocar…?
Volviendo al tema de la diferencia entre “hablar” y “decir”:
“Hablar es actuar, un acto intransitivo”, sabemos que los verbos intransitivos se construyen sin complemento, es decir, “hablar” es el acto físico de articular palabras sin tener en cuenta el receptor del mensaje. Por otro lado, “decir es hacer, que supone transitividad”, sabemos que el verbo transitivo se construye con complemento y la acción del sujeto afecta al complemento.
Decir es personal, es más profundo, intimista, implica emociones, opiniones
y sentimientos:
“Cuando estoy disgustado, digo tonterías”.
“Cuando estoy enamorado, digo disparates”.
“Se pasó la tarde entera hablando como una cotorra, pero no dijo nada importante”.
“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.” Oscar Wilde
“Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho.” Jean Jacques Rousseau
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