segunda-feira, 27 de janeiro de 2014

El valor de la confidencialidad en la traducción

La información es uno de los principales activos de la empresa y en una época en que la información se propaga al ritmo de un clic, es fundamental salvaguardarla.

Los traductores tenemos acceso a informaciones importantes y confidenciales tales como contratos, registros de patentes, informes corporativos, documentos personales que debemos proteger y mantener guardados bajo siete llaves.

¿Pero por qué siete llaves y no nueve o diez? Yo siempre con mis preguntas… Pues resulta que el origen de la expresión “guardar algo bajo siete llaves” ha sido asociado a un pasaje del Apocalipsis que se refiere a un libro con siete sellos que nadie podría abrir. Esta expresión se utiliza para describir el grado máximo de seguridad bajo el cual se guardan secretos que no deben ser llevados a luz.
 
Así que, por más que te guste la idea de presumir de “sabelotodo” o, por más ingenuo que seas, a punto de creer que no pasa nada por comentar en las redes sociales que estás traduciendo un contrato de  uso de marca, en que la empresa “A” compra materia prima de “B” para ponerle la marca “C” y comercializarlo en “D”, mantén la boca cerrada o, en otras palabras menos cordiales, “cierra el pico” porque ya decía mi estimada abuela que "en boca cerrada no entra mosca", ni mosquito ni otro insecto volador que lo valga.

Revelar información confidencial, a parte de ser una tremenda falta de ética, puede arruinar un negocio o empresa y aun someterte a sanciones legales. Entonces antes de “hablar por los codos”, sugiero que hagas como los tres monos famosos “ni ver ni oír ni hablar”.

A propósito, ¿de dónde habrán salido tales monos?

Pues quédense ahí sentaditos, no se den el trabajo, que yo se los voy a investigar… ¿No decía yo que la información está a un clic?

Los tres monos, conocidos como los “tres monos sabios”, están representados en una escultura de madera situada sobre los establos sagrados del santuario de Toshogu, al norte de Tokio, en Japón. Ya decía yo… Los nombres japoneses de los tres monos —Mizaru, Kikazaru, Iwazaru— significan «no ver, no oír, no decir» y el dicho se originó del código moral chino del “santai”, filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo observable. Tradicionalmente se ha entendido como «No ver el Mal, no escuchar el Mal y no decir el Mal».



Esculturas de Hidari Jingorō en el santuario Toshogu en Nikko (Japón).
Fuente: Wikipedia
 
Pues no solo de Tamagotchis, Pokemones, karaté y sushi viven los japoneses; ni de samba y fútbol los brasileños, ni de salchichas, cerveza y chucrut, los alemanes; así que no nos viene mal aprender un poco más de cultura general.

Acerca de la discreción y de la confidencialidad, vale recordar algunos dichos populares:

"El habla es plata; el silencio es oro."
(Proverbio alemán)

Si Dios nos creó con dos orejas, dos ojos y una sola boca, es porque tenemos que escuchar y ver dos veces antes que hablar - No abras los labios si no estás seguro que lo que vas a decir, es más hermoso el silencio.”

(Proverbio árabe)

Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida.” (Proverbio chino)

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