A pesar de recordarnos la palabra “Chibatada” en portugués, la palabra "Chivatada" en español no tiene nada
que ver con golpes de látigo, sino que se refiere a la acción propia del chivato.
¿Y qué sería un chivato? Chivato es un adjetivo peyorativo dirigido a las
personas que se dedican a denunciar a los demás. En portugués se dice “dedo-duro”,
“caguete”, “alcaguete”, “delator”, “denunciante”, “acusador”.
El clásico chivato es el crío del cole que le dice a la maestra que su
compañero copió en el examen. A este tipo de chivato se le tiene mucha ojeriza
puesto que desde pequeños aprendemos que es muy feo delatar a un compañero. Sin
embargo, esa ley del silencio entre compañeros puede servir para ocultar casos
de acoso y, en algunos casos, el chivar puede prevenir accidentes entre los
niños que hacen sus peripecias a escondidas.
El último gran chivato que ha saltado a las portadas de los periódicos ha
sido Edward Snowden tras delatar la violación de privacidad cometida por la
Agencia Nacional de Inteligencia de EEUU (NSA), que tuvo acceso a registros
telefónicos y de internet de millones de usuarios.
Chivato también es un chivo, es decir, una cría macho de la cabra que pasa
de seis meses y no llega a un año. La expresión “ser un chivo expiatorio” tiene
su origen en un rito del Antiguo Testamento por el cual todos los pecados de un
pueblo se expiaban, es decir, se purificaban por medio del sacrificio de un
cabrito.
Hoy en día, ser un chivo expiatorio
significa cargar con la culpa de algo que ha sucedido cuando en realidad la
responsabilidad debería recaer sobre un grupo, pudiendo incluso suceder que
dicho individuo ni siquiera haya participado en el acto condenable y sea inocente.
El primer chivo expiatorio de la historia de la humanidad sería Eva que se
llevó la culpa del pecado original al comer el fruto prohibido y, en ese caso, el
primer chivato sería Adán, que delató a su compañera.
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